El sueño quedó en segundo plano. Los Pumas intentaron resistir, pero la fuerza física y el talento de los All Blacks resultaron ser un desafío insuperable para los jugadores argentinos, que acabaron perdiendo 44-6 y quedaron sin posibilidad de llegar a una final mundialista por primera vez. La oportunidad de redimirse llegará la próxima semana en el partido por el tercer puesto, enfrentándose al perdedor del enfrentamiento entre Sudáfrica e Inglaterra, que se llevará a cabo mañana, sábado.
El gol de penal de Emiliano Boffelli, marcado a los tres minutos de juego, hizo estallar de alegría a los seguidores argentinos, quienes empezaron a soñar con la posibilidad de sorprender a los tres veces campeones del mundo. El cántico de «¡Vamos, Pumas, vamos!» retumbaba en el icónico estadio de Saint Denis, donde Zinedine Zidane levantó la Copa del Mundo en aquella memorable final contra Brasil en 1998. No obstante, los neozelandeses se mantuvieron imperturbables y jugaron con la misma determinación que habían demostrado previamente con su característico haka.
Con un control magistral del balón, realizando pases con ángulos inverosímiles y ejecutando cambios de dirección que desarticulaban cualquier intento de defensa, los jugadores de negro superaron los esfuerzos defensivos de los argentinos, quienes siempre llegaban tarde cuando el balón ya se había movido. De esta forma, surgió una espectacular carrera de Will Jordan que culminó en el área de anotación argentina, apenas 11 minutos después de comenzar el partido. Casi de inmediato, Jordie Barrett anotó cerca de la bandera, permitiendo que los neozelandeses se distanciaran 12-3 antes del descanso del primer tiempo.
El dominio de Nueva Zelanda era evidente, aunque en ese momento, Los Pumas lograban mantenerse en el partido. Incluso, Boffelli consiguió otro gol de penal en la jugada más promisoria que los argentinos tuvieron en todo el encuentro, y la diferencia en el marcador era mucho menos abultada de lo que se reflejaba en el desarrollo del juego. No obstante, al final del primer tiempo, los All Blacks encontraron la eficacia que les había faltado hasta ese momento al convertir un penal y marcar un try gracias a Shannon Frizell en el tiempo adicional. El marcador de 20-6 con el que concluyó la primera mitad dejaba clara la disparidad entre ambos equipos durante esos primeros 40 minutos.
Si Los Pumas tuvieron dificultades en la primera mitad, en el inicio del segundo tiempo fueron completamente avasallados por un camión de color negro: los All Blacks salieron decididos a asegurar la victoria y prevenir cualquier contratiempo, y lo lograron de inmediato. Dos nuevos ensayos de Aaron Smith y Frizell en los primeros 10 minutos del segundo tiempo sentenciaron el partido en favor de los jugadores del océano.
En ese momento, ya no existía igualdad y los All Blacks mantuvieron un control total, incluso cuando se quedaron con un jugador menos durante diez minutos debido a una tarjeta amarilla para Scott Barrett. Por lo tanto, no fue sorprendente que Will Jordan anotara dos veces más para ampliar la ventaja hasta el marcador definitivo de 44-6, que podría haber sido aún mayor si Richie Mo’unga hubiera tenido mejor puntería frente a los postes.
De esta manera concluyó la ilusión de llegar a la primera final mundialista de la historia, sin embargo, no hubo críticas hacia un oponente que fue claramente superior durante casi los 80 minutos de juego. Ahora llega el momento de recuperarse, de subsanar errores y de buscar la oportunidad de desquitarse la próxima semana, con la esperanza de igualar el tercer lugar obtenido en el Mundial de 2007. Es evidente que la brecha con los equipos de élite se ha reducido, pero todavía falta un último esfuerzo para destacarse en una competencia de gran envergadura.