«El sitio en cuestión fue previamente un colegio y puede continuar siendo utilizado con ese propósito, lo fundamental es que el inmueble sea designado como patrimonio y destinado a fines educativos», afirmaron representantes de las agrupaciones vecinales que han estado abogando por más de una década en favor de la expropiación del antiguo edificio que albergaba al ex Colegio Santa Rosa de Caballito, con la finalidad de convertirlo en una nueva institución educativa pública. Argumentan que la transformación de este edificio inactivo desde 2012 podría proporcionar un alivio significativo para el persistente problema de la falta de cupos escolares que afecta a la ciudad. En 2016, la comunidad local se unió para evitar la demolición del inmueble y ya han presentado propuestas legislativas en la Legislatura para avanzar con el proceso de expropiación.
Dentro del muro que abarca la mitad de la cuadra en la calle Rosario, se pueden apreciar las paredes deterioradas del edificio de dos pisos que antes albergaba al ex Colegio Santa Rosa. Este colegio ocupaba una superficie de media manzana, llegando hasta la calle San Irineo y la esquina de Guayaquil, y recibía a unos 500 estudiantes en los niveles de jardín, primaria y secundaria hasta el año 2012. A fines de 2006, sin una justificación clara, los propietarios anunciaron el cierre de las inscripciones de la escuela, la cual continuó operando con los estudiantes ya inscritos en secundaria hasta que se graduó la última promoción. Desde el año 2012, el edificio ha permanecido inactivo.
Ese mismo año, los habitantes de la zona comenzaron a organizarse con una meta prioritaria: preservar la integridad del edificio que constituye una parte esencial de la identidad de esa parte del vecindario, ubicado a escasas cuadras de la intersección de Acoyte y Rivadavia. En 2016, se presentó oficialmente un proyecto que contemplaba la demolición de la parte trasera del inmueble para la construcción de seis edificios residenciales y comerciales, y la «renovación» del sector antiguo del colegio para usos indeterminados. Desde entonces, esta propuesta se estableció, y las agrupaciones locales, encabezadas por S.O.S Caballito, iniciaron una campaña que incluyó marchas para impedir la ejecución de este proyecto. El rechazo también se sumó por parte de ex alumnos y alumnas del colegio, y hasta el momento, han logrado su objetivo de evitar la demolición.
«Cuando nos enteramos de la existencia de este espacio, los residentes locales ya estaban llevando a cabo acciones para oponerse al plan de erigir torres. Descubrimos que ya existía una lucha en curso para recuperar el edificio, en el que estimábamos que podrían crearse miles de plazas disponibles, tanto para niveles iniciales como para primaria y secundaria», comentó Patricia Pines, miembro de «Vacantes para todxs en la escuela pública», un colectivo que surgió en respuesta a la apertura del sistema de inscripción en línea para las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires y ante la problemática de la falta de cupos escolares.
Según lo relatado por Pines, la búsqueda de edificios en desuso es una de las principales actividades del colectivo, con el propósito de encontrar locaciones adecuadas para establecer nuevas escuelas y, así, garantizar más plazas disponibles. «Mientras que algunas luchas han tenido resultados adversos, hemos tenido la fortuna de obtener victorias en otras ocasiones, como el caso de la escuela Carlos Fuentealba en Parque Patricios, que se creó en un espacio desocupado a través de un proyecto en la Legislatura, o la situación de Venezuela 3200, donde se fundó una nueva escuela en un edificio abandonado del Ministerio de Educación», señaló Pines en referencia a las experiencias exitosas.
Los residentes locales ya han presentado varios proyectos en la Legislatura con el propósito de expropiar el antiguo edificio del ex Colegio Santa Rosa, declararlo patrimonio y transformarlo en una institución educativa pública. El legislador Javier Andrade, del Frente de Todos, también ha presentado iniciativas con la misma finalidad. En los argumentos de su proyecto, el legislador escribió: «La recuperación del Colegio Santa Rosa para fines educativos es fundamental para Caballito. La protección patrimonial y de uso que buscamos en este proyecto permitirá que el edificio albergue una nueva institución educativa, que sea cercana, participativa y que combine la modalidad presencial y digital».
«La prioridad sería destinarlo a un jardín de infantes y a una escuela primaria para aliviar en cierta medida la problemática que enfrenta actualmente el Normal 4, que se encuentra sobrepoblado con estudiantes de todos los niveles», señaló Gustavo Torchinsky, miembro de S.O.S Caballito. «Durante muchos años, los estudiantes del Normal 4 han denunciado condiciones de hacinamiento y deterioro en su edificio. Además, es evidente la cantidad de familias que, año tras año, no logran conseguir vacantes y no reciben respuesta por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires», añadió Pines.